Empezar un nuevo trabajo puede sentirse como una cita a ciegas con tu reputación profesional.
Tenés ganas. Tenés miedo.
Querés hacerlo bien.
Pero también querés que te valoren como sos.
Y ahí es donde entra el dilema de todos:
¿cómo me adapto sin anularme?
Acá no te voy a dar frases motivacionales.
Te voy a dejar 4 ideas reales para sostenerte —y lucirte desde tu esencia— en tus primeros 90 días. Porque no se trata de demostrar. Se trata de dirigir tu energía.
Estas claves están inspiradas y adaptadas del libro “Los primeros 90 días” de Michael D. Watkins, pero leídas desde una perspectiva vivida: la de quienes atraviesan un nuevo comienzo queriendo hacerlo bien… sin dejarse a sí mismos en el intento.
1. No copies la cultura. Leela.
Antes de querer integrarte, observá.
La cultura organizacional no es el video del onboarding ni el mural de valores en la entrada. Es lo que pasa cuando nadie está mirando. Cómo se hablan. Qué se celebra. Qué se calla.
Preguntate:
- ¿Dónde está el poder?
- ¿Qué se espera de forma implícita?
- ¿Qué hace que alguien sea “respetado” ahí adentro?
No tenés que ser igual. Tenés que entender el tablero para moverte con intención.
2. Construí relaciones como si fueras una antena, no una agenda.
No hace falta tener café con todos en tu primera semana.
Lo relacional no es networking, es estrategia emocional.
Escuchá más de lo que hablás.
Conectá desde lo humano.
Y cuando puedas, hacé brillar al otro.
Eso sí genera cercanía. Eso sí deja huella.
3. Definí tu dirección antes de que lo haga el contexto.
No entres flotando. Tus primeros 90 días no son solo para “acomodarte”. Son para sembrar.
Establecé:
- Cómo querés sentirte a los 3 meses.
- Qué líneas no vas a cruzar por pertenecer.
- Qué tipo de impacto querés generar (y cuál no).
Lo que no definís, te lo imponen.
Y lo que no bancás hoy, te va a pesar después.
4. No te obsesiones con rendir. Sostenete.
Decir “no sé” no te hace menos.
Te hace creíble.
Y la confianza real no se construye con perfección, sino con presencia.
No te subas al personaje de “la que puede con todo”.
Porque eso no escala. Y vos viniste a quedarte.
Lo que sí sabés hacer
Este post no te va a evitar dudas ni miedos.
Pero sí puede recordarte que sabés más de lo que creés.
Empezar un nuevo trabajo no es reiniciar.
Es traer tu historia al presente sin pedir disculpas por ella.
No estás solo en esto.
Y no estás improvisando.
Estás sembrando.
¿Querés sostenerte con dirección?
En Mila Mont trabajamos con líderes, talentos y marcas personales que están atravesando procesos de transición, expansión o reinvención.
Si querés un espacio donde puedas alinear tu rol, tu narrativa y tu energía profesional, escribinos o explorá nuestras mentorías 1:1.